REGIÓN MURCIA
«Pensé en la brigada de Guadalajara y en mi mujer»
El brigadista herido en el incendio
de Alicante, natural de San Pedro del Pinatar, asegura que el lugar
elegido para atacar el fuego era «peligroso»
14.08.12 - 02:22 -
Pedro López Pardo no huyó del fuego. Pedro corrió hacia
la vida, hacia su mujer, Lola, su hija Elena, de tres añitos, y la que
está por venir el próximo 21 de agosto, Aitana. Por primera vez en sus
16 años de servicio en la Brigada Rural de Emergencia de Benimantell
(Callosa d'en Sarrià), tuvo que dejar de pelear cara a cara con las
llamas y se vio obligado a correr para dar esquinazo a una deflagración
que se cobró la vida de dos personas en la partida de Rabosina, en el
término municipal de Torremanzanas (Alicante).
«Nos dispusimos a hacer un contrafuego para que no
avanzasen las llamas, pero no surtió mucho efecto y el fuego subía
lentamente hasta nuestra posición pero con fuerza», relataba ayer Pedro.
Lo hacía mientras que su mujer, Lola Henarejos Prieto, no le soltaba ni
un segundo la mano, pegada a su cama en la unidad de quemados del
hospital Virgen de la Arrixaca donde le esperan entre 7 y 15 días, como
mínimo, para recibir el alta.
Pedro tiene el 10% del lado derecho de su cuerpo quemado,
desde el hombro hasta la pierna. Un 2% son quemaduras de tercer grado, y
un 8% de segundo grado, que le provocan un fuerte dolor debido a que
afectan a sus terminaciones nerviosas. Pero lo que más le 'abrasa' el
alma a este brigadista de 37 años, natural de San Pedro del Pinatar, es
pensar que podría haber habido una sola posibilidad de evitar las
muertes de un brigadista y un agente medioambiental que no pudieron
evitar las llamas de la deflagración. «Si hubo algún fallo fue de quien
nos mandó allí. No era el sitio más adecuado para atacar el fuego.
Estábamos en un sitio peligroso, no era nada acertado».
En concreto, en la mitad de una ladera «donde el fuego
podía llegar por cualquier flanco». Y lo hizo a unos cincuenta metros
donde la acumulación de oxígeno facilitó la trágica deflagración. «Cogió
mucha intensidad el fuego, era muy fuerte y llegó a la carretera». En
ese momento, Pedro estaba sujetando una manguera junto a su compañero,
Osvaldo. «Le dije que teníamos que salir de allí o moriríamos». Fue
entonces cuando Pedro comenzó a correr, pero se cayó y le alcanzaron las
radiaciones del fuego que le han provocado las quemaduras.
«O corría mucho, o podía morir», y a pesar del calor que
desprendía su traje ignífugo y del dolor de sus heridas, Pedro no dejó
de correr impulsado por dos imágenes: «Pensé en los brigadistas que
fallecieron en Guadalajara y en mi mujer». Le dieron fuerzas para llegar
hasta la carretera donde «casi me atropella una autobomba». Mientras, a
su compañero Osvaldo, «sí le alcanzaron la llamas pero logró escapar
gracias a que se agarró a la manguera del vehículo que tiró de él,
arrastrándolo por toda la ladera hasta llegar a la carretera».
Tanto Pedro como Osvaldo aguantaron como jabatos el dolor
de su quemaduras, el primero con el 10% de su cuerpo calcinado, y el
segundo con un 40%, hasta que pudieron recibir las primeras atenciones
sanitarias en Penáguila. Ayer, ambos brigadistas pudieron mantener una
conversación telefónica, tras la que Pedro reconocía que ha sido «la
peor situación que ha vivido» en toda su carrera.
Por suerte, en breve, la vida le regalará a la pequeña
Aitana que está en camino. De hecho, su mujer, Lola, comenta entre risas
que «nos vamos a ver en el hospital, vamos a estar juntos, cada uno en
una cama». Después de la paternidad y de recuperarse de las quemaduras,
este brigadista tiene claro que volverá a las filas de la Brigada Rural
de Emergencia de Benimantell, lo lleva en la sangre y aunque no quiere
escuchar hablar «de la palabra héroe». Pedro ya lo es.
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