España arde en llamas
Analizamos las causas que han llevado a nuestro país a sufrir un «verano terrible» en incendios forestales
Día 14/09/2012
En lo que llevamos del año más escalofriante en cuanto a incendios en la historia reciente de España, más de 177.000 hectáreas de superficie forestal han sido presa de las llamas, según los últimos datos ofrecidos por el Ministerio de Agricultura, Alimentación y Medio Ambiente. La cifra está cerca de duplicar la media anual de la última década y casi de cuadruplicar la superficie quemada en 2008, 2010 ó 2011.
En
el anterior «peor año» para los incendios, 2005 (160.912 hectáreas
quemadas) hubo casi 21.950 siniestros entre enero y septiembre, 41 de
ellos quemaron más de 500 hectáreas. Este año han bastado 12.464
incendios, 33 de más de 500 hectáreas, para batir con creces este
siniestro récord. Solo en el incendio iniciado el 2 de julio en los
municipios valencianos de Cortes de Pallàs y Andilla ardieron más hectáreas que en todo el país durante 2011.
Recortes y descoordinación
El ministerio dirigido por Miguel Arias Cañete
ha sido criticado en dos ámbitos. Por un lado, los sindicatos y otros
partidos políticos han recriminado tanto los recortes realizados en los programas de extinción de incendios como la falta de coordinación entre Gobierno y comunidades autónomas.
Por otro, organizaciones ecologistas como WWF han señalado «la ausencia generalizada de gestión» contra incendios, especialmente en áreas protegidas,
que se ven afectadas en dos de cada tres incendios en España. Y es que,
según explicó Diana Corominas, coordinadora del área de Gestión
Forestal de WWF, «sólo el 9% de los espacios Red Natura 2000 tienen planes de gestión aprobados».
Arias
Cañete compareció la semana pasada en el Congreso de los Diputados para
explicar los datos de «un verano terrible» aduciendo, como agravante de
la situación con respecto a otros años, que se han dado los peores
factores meteorológicos posibles: altas temperaturas, baja humedad y fuertes vientos.
Alejandro Lomas, portavoz de la Agencia Estatal de Meteorología
(Aemet), confirma a ABC Natural que la situación meteorológica de este
verano ha sido «especialmente cálida. Por un lado, junio ha sido muy
cálido, julio ha estado un poco por encima de la media y agosto ha sido
extremadamente cálido», pero esto, dice Lomas, no supone ninguna
sorpresa: «Son los mismos factores a los que España tiene que
enfrentarse cada año. Este es un problema que va a existir, un año sí y otro también».
Pese
a las cifras de temperatura y humedad registradas este año, con el
segundo agosto más cálido y el tercero más seco desde 1961, el único
imprevisible de estos tres factores es el viento. Afortunadamente,
apunta Lomas, «no es un fenómeno muy generalizado. Eso sí, allí donde se
da, resulta ser un factor muy importante como ha sido el caso del
incendio de Gerona», donde a finales de julio ardieron más de 13.000 hectáreas.
«En verano puede haber en España más de 300 incendios diarios,
lo que ocurre es que la mayoría no prenden», apunta a ABC otro experto
en prevención de incendios, que prefiere no ser citado. Para este
experto, «las condiciones climatológicas este año han sido muy malas, y
no sólo por el viento, también por la aridez y por la vegetación».
El portavoz de Aemet coincide en que «el invierno, otoño y primavera anteriores han sido muy secos.
Este año las precipitaciones han estado un 37% por debajo de la media y
eso impide que haya humedad en el suelo retenida, lo que favorece a los
incendios por la gran cantidad de masa vegetal seca que queda en el
sotobosque», un área con mucho matorral que abunda en nuestro país.
En
este sentido, el segundo experto añade que en muchas áreas la falta de
lluvias ha provocado en la vegetación «una marchitez permanente causada
por el estrés hídrico.
Para reducir al mínimo su necesidad de agua, la propia planta seca
alguna de sus ramas, con lo que se convierte prácticamente en yesca.
Esto es un combustible tremendo para los incendios».
Además de las superficies forestales destruidas por pirómanos, o como lo denominó el ministro, «por la acción de unos bárbaros» pesa en España una longeva sospecha sobre agricultores o ganaderos
que queman negligentemente los rastrojos. Sin embargo, los 6.300
incendios declarados durante 2012 en superficies de pasto o dehesa sólo
representan el 3,5% del total.
Coincidiendo
con estos expertos, las estadísticas del Ministerio destacan que la
batalla contra el fuego se ha librado este año más en las zonas de matorral y monte abierto
que en zonas arboladas. En total, el 55% de las hectáreas quemadas
estaban en el sotobosque, área de gran importancia para la diversidad de
los bosques que rodean o contienen.
Ayuda «puntual» y «adecuada»
«En
los últimos 20 años, los veranos han sido más cálidos que en los 20
anteriores», dice el portavoz de Aemet. "Y al haber más temperatura la
humedad relativa disminuye".
En cuanto a incendios, existe también un cierto componente de azar.
«Hay años, como ocurrió en 2008, en los que parece que va a caer la
mundial en cuanto a incendios y finalmente no pasa nada porque en 15
días caen un par de tormentas y caen en puntos clave», comenta Lomas.
Pero este negro verano, ninguno de estos factores se ha alineado del
bando el monte español.
Fuertemente
criticado por rebajar en junio un 20% el presupuesto anti-incendios
para parques nacionales (además de Garajonay, el fuego afectó a los del
Teide, Cabañeros y los alrededores de Doñana), el Ministerio de Medio
Ambiente anunció a mediados de agosto un aumento de casi un 4% en el dispositivo contra el fuego.
Arias
Cañete ha capeado estas críticas asegurando que han atendido «puntual y
adecuadamente todas las peticiones de ayuda que han recibido de las
autonomías, sin excepción, para la extinción de incendios forestales».
Sin
embargo, una de las primeras medidas aprobadas en Consejo de Ministros a
la vuelta de las vacaciones -que permitirá contratar por obra y
servicio a desempleados que estén cobrando la prestación para colaborar
en los trabajos de extinción- delata que pudo existir en muchos casos la
necesidad de personal adicional, algo que han denunciado este verano tanto bomberos como agrupaciones de defensa forestal.
Asimismo, el Consejo de Ministros de la semana pasada aprobó que el Estado pueda intervenir en los parques nacionales
declarando el estado de emergencia en caso de catástrofes ambientales,
como pueden ser incendios forestales. A pesar de que la gestión de estos
espacios protegidos está transferida a las Autonomías, el Estado ha
decidido reservarse esta potestad.
Fuente ABC.
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